jueves, 28 de junio de 2012

Suegros, INC.


Este es un tema que siempre se ha prestado para todo tipo de manifestaciones humorísticas. Películas y series de todas partes del mundo han reflejado ese temor e intimidación que produce la figura del suegro o suegra, comics como Condorito han satirizado su comportamiento y se han encargado de inmortalizarlos.

Doña Treme, esa suegra siempre antipática, sobreprotectora de su hija Yayita, enemiga del noviazgo que ésta tiene con el “pajarraco” es una muestra pintoresca de una realidad que hace parte de nuestra sociedad y que para muchos se convierte en la prueba más difícil y compleja de una relación de pareja. Cuasimodo es el prototipo del suegro latino, no le simpatiza el novio de su hija pero deja que su esposa se encargue del trabajo sucio (situación que me es familiar).

Lo que escribo aquí lo hago basado en mis experiencias, seguramente unos pocos afortunados han tenido suegros ideales y cuando lean mi columna no se sentirán identificados (Valerie Domínguez, por ejemplo). Me alegro mucho por esa minoría.

En mi caso puedo hablar de tres encuentros del tercer tipo con suegros que de una u otra manera en diferentes etapas de mi vida se han convertido en los molinos de viento que con tanta fiereza combatió el ingenioso hidalgo, con la desventaja en mi caso de no contar con un  escudero como el gran Sancho Panza (a todos sin embargo los sigo apreciando).

He reflexionado mucho sobre qué pudo haber generado cierta aversión hacía mi relación con sus hijas (me asustó con todo lo que descubro), sobre todo a mis ex suegras. A veces llegó a la conclusión de que el hecho de no permitir que me intimidaran o el expresar mi opinión libremente aunque esta disintiera de las suyas, tuvo mucho que ver en su permanente afán por alejar a sus protegidas de tan nefasto ser.

Seguramente, también contribuyó mi poco amor por los fines de semana completos en plan familiar, mi falta de motivación  hacía las vacaciones en conjunto, mi escaso gusto por los realities, el tratar de hacer cada vez más distantes los encuentros con tías, abuelas, primas, amigas y todo aquel que ameritaba una tarde de domingo en plan de visita.

Todos estos ingredientes jugaron en mi contra pero fue sin duda un tema en particular el que incitó la ira divina de mis queridos ex suegros, ver la posibilidad de que sus hijas tuvieran su propio criterio era demasiado, era inaceptable.

Así es, esas mujeres profesionales, tomadoras de decisiones fundamentales para las empresas en las que laboran, llenas de una seguridad envidiable a la hora de exponer sus argumentos frente a toda una organización, de conseguir la admiración de sus compañeros, jefes y todo aquel que tenga que ver algo con sus trabajos pero que al momento de pisar la casa que comparten con sus amados padres se convierten, como por arte de magia, en niñas indefensas, inseguras e incapaces de tomar decisiones elementales.

El poder ejercido por algunos padres es mayor que el imaginado por Stan Lee para alguno de sus superhéroes, la manipulación e intervención en la vida de sus hijos (en especial de las hijas), en sociedades tercermundistas como la nuestra, es sólo comparable con lo expuesto por el profesor Charles Xavier en los populares X-Men.

Sí, en entornos como el nuestro, machistas y retrogrados, gran parte de las solteronas o solterones existentes tienen en común el haber vivido con sus padres hasta una edad madura (35-40 años) o estar viviendo aún con ellos.  Para algunos la tesis del amor más grande del mundo, el maternal y paternal, justificará este y cualquier hecho, para mí es una señal de una sociedad que confunde valores familiares con dependencia.

Para muchos padres nunca es el momento adecuado para que sus hijas o hijos dejen la casa, de hecho, lo ideal es que ahorren lo suficiente para salir a un sitio propio, no importa si esto le toma su juventud y gran parte de la madurez. En cuanto a los novios o novias, estos nunca estarán a la altura requerida, siempre serán perdedores, carecerán de la mística necesaria para poderse llevar ese invaluable trofeo que representa su mayor inversión.

Inclusive algunos llegan más lejos, al punto de ofrecer su casa para que la pareja recién casada pueda vivir mientras consiguen un lugar propio. Tremenda aventura para el yerno o la nuera, vivir sus primeros días como la señora de alguien bajo la observación y el dominio absoluto de sus suegros.

Mi propia madre es una de esas suegras dotadas de un poder especial para escudriñar y descubrir defectos hasta en un Ferrari 625 TRC (el último fue vendido en 5 millones de Euros), su capacidad de escaneo de novias es fantástico y su percepción es por lo general bastante acertada.

Por supuesto, ahí es donde entra el carácter de la pareja para saber frenar esos impulsos maternos o paternos y mantener a la nuera o al yerno fuera del alcance de ese escáner permanente. 

Ni hablar de los suegros post matrimonio o una vez que se tienen hijos. Sus dotes de contrainteligencia superan cualquier idea que Fleming haya plasmado en sus novelas del agente 007. Su capacidad de percibir al infiel en potencia es casi chamánica, sólo superada por su talento para la comparación con personas del pasado, vecinos, conocidos y ellos mismos durante su juventud.

Y qué tal el tema del imaginario de petición de mano e hija vestida de blanco subiendo al altar, pero ese da para otra sátira.

En fin, podría extenderme y citar algunos otros ejemplos pero creo que ya sería pedirles demasiado en cuanto a su tiempo de lectura de blogs se trata.

Les agradezco su tolerancia y todos sus comentarios son bienvenidos como siempre, así como los casos de éxito en cuanto a suegros se refiere.

miércoles, 20 de junio de 2012

Rebelde sin causa


Ese remoquete que inmortalizó al joven James Dean, quien falleció antes de llegar a los 30 años y se convirtió en un ícono de Hollywood solo comparable con leyendas como Marlon Brando, Steve McQueen, John Wayne o Clint Eastwood, es hoy emulado de manera erronea por una sociedad en la que este concepto es sinónimo de fortaleza, actitud e independencia.

Actualmente esta rebeldía es entendida por gran parte de nuestra sociedad como un estar en contra de, no importa de que, solamente se tiene que ir en contravía de cualquier cosa. Este amplio grupo de personas que predomina en las redes sociales, en las marchas y en las diferentes manifestaciones también se ha tomado algunos de los medios más escuchados (no necesariamente más importantes) de radio, televisión, revistas, blogs y páginas web.

Sumado a una sociedad que cada vez lee menos, el hecho de estar en manos de personajes “rebeldes” nos pone en una situación poco favorable para alcanzar un estado siquiera rescatable de las cosas. Nuestros niños y adolescentes crecen viendo y escuchando a personajes sin clase, sin estilo, sin ideales y que, como el reguetón que suena de fondo mientras balbucean, repiten mucho y no dicen nada.

Ser vulgar al hablar, al vestir, al escribir, se ha convertido en una muestra de libertad, una muestra de “liderazgo”, de poder. Afortunadamente todavía hay quienes expresan su crítica mordaz con sarcasmo e ironía, fundamentada en la clase, en la experiencia, en la lectura, lo cual equilibra de alguna manera las cargas.

En gran parte la era de los realities y los programas de  “variedades y humorísticos” de las mañanas tanto en radio como en televisión se han encargado de propagar esta tendencia del importaculismo, el desprendimiento de todo y de todos, y un egoísmo absoluto que se debe defender a como dé lugar (además de un feminismo mal entendido que simplemente parece ser una imitación burda del tradicional machismo pero de eso escribiré luego).

Mientras el empleo informal crece, los salarios no son acordes a la calidad de los profesionales, las ciudades se deterioran, la violencia se acentúa, la corrupción es más visible y el conflicto armado continúa, estos invasores con tribuna propia hacen de las suyas con comentarios incendiarios (por lo ridículo de los mismos), imponiendo modas absurdas y generando una atmósfera de anarquía mal entendida pero demagógica que cala entre los jóvenes vulnerables e ignorantes de esta generación.

Suena increíble hablar de ignorancia entre los jóvenes de hoy con todos los recursos existentes para mantenerse informados, conectados, siempre actualizados pero esa es la realidad, en 140 caracteres no está la sabiduría que solo los libros otorgan, el conocimiento de la historia no se da viendo las sagas del Señor de los Anillos, Harry Potter o Twilight.

Tampoco se gana mucho viendo los realities de cada noche en los canales privados, programas cuyo contenido raya en el morbo absoluto y en los que nuestra sociedad parece ver reflejada e identificada, la deslealtad, la grosería, el egoísmo, las falsas amistades, las actitudes maquiavélicas, las diferencias de estratos, el pasar por encima de los demás y, sumado a esto, el regionalismo que promueven y que tanto daño nos ha causado.

Otra muestra de la rebeldía mal entendida la exponen algunos colegas en sus programas radiales, con expresiones de mal gusto como respuesta ante cualquier crítica o concepto contrario al de ellos, es común escuchar  “si no le gusta cambie de emisora, escuche otro programa, no me importa si les gusta o no, tengo muchos años como para que me vengan a enseñar, a papá no le vengan con cuentos”.

Dónde queda el respeto por los oyentes, por los televidentes, por los lectores, por aquellos que se toman la molestia de cuestionar a esa persona que, se supone, es un líder de opinión.  También se quiere mostrar esa rebeldía incontrolable a la hora de entrevistar a alguien, sobre todo si ese alguien está en el ojo del huracán, entonces hay que juzgarlo y condenarlo al aire para saciar la sed de sangre propia y de los oyentes.

Las barras de los equipos de fútbol mal llamadas “bravas” son otro ejemplo incomprensible de esa rebeldía sin causa, de hecho son un despropósito para una sociedad que ya bastantes problemas tiene como para soportar a miles de vándalos camuflados con trapos de colores que ni disfrutan el deporte como tal ni saben por qué pelean, solo necesitan estar en un bando para cometer fechorías y ya.

Tiempos aquellos en que la rebeldía se expresaba con arte, con música, con sátira, con programas como la Tele, el Siguiente Programa y  Zoociedad, seguramente porque no existían los realities, el reguetón no asomaba, se leía un poco más y los canales privados apenas comenzaban razón por la cual producían menos basura. 

Estoy a favor de ser rebelde cuando la situación lo amerita, ser rebelde frente a posiciones autoritarias de los gobiernos, de las entidades. Ser rebelde frente a la injusticia, frente a los violentos, frente a los opresores. Ser rebelde con causa.

miércoles, 13 de junio de 2012

Addicted to love


En un mundo convulsionado por las caídas de las economías más poderosas del mundo, conflictos bélicos, terrorismo, hambre, pobreza extrema, bloqueos, invasiones, epidemias y virus mortales, es increíble que un tema como el sexo se robe la atención de la gran mayoría.

Berlusconi en Italia, Clinton en su momento, Herman Cain precandidato a la presidencia de los Estados Unidos, Dominic Strauss-Kahn, los agentes del Servicio Secreto que acompañaban al presidente Obama y el destape de la bisexualidad de Travolta han logrado que la atención del mundo se centre en escándalos que giran en torno a lo sexual.

Berlusconi es famoso por sus orgías, su gusto por las prostitutas y su descaro a la hora de abordar el tema de su vida privada (como cosa rara una colombiana se encuentra entre sus amigas especiales); Strauss-Kahn es más que conocido por las demandas en su contra por acoso sexual; Bill Clinton, no pudo controlar sus impulsos y le confesó al mundo su affair con la poco atractiva Monica Lewinsky (por lo menos Kennedy se metió con la Monroe que en su momento era la más); HermanCain, único candidato negro a la primarias republicanas fue denunciado dos veces por acoso sexual.

Ahora la hermosa Kelly Preston decidió dejar a su esposo John Travolta por el destape de sus infidelidades con hombres, la doble vida del otrora gigoló, ha estado en las portadas de los diarios como consecuencia de las seis demandas de acoso sexual puestas por hombres masajistas.

Estos son algunos de los casos más sonados en el ámbito mundial en los que se han visto involucrados importantes personajes de la política y la farándula (habría podido incluir el de Silvestre Dangond pero no pasa de ser estrella del show de Jorge Barón). Sin embargo, pocos han tenido la relevancia del caso de los agentes del Servicio Secreto que visitaron Cartagena como seguridad del Presidente Obama.

Como si fuera poco el que hablen de nuestro país por el tráfico de drogas, el conflicto armado interno, la corrupción de nuestros políticos, el secuestro, Uribe y otros males que nos aquejan, teníamos que sumarle un nuevo ingrediente: nuestras putas.

No son un tema nuevo, la prostitución es el oficio más antiguo de la humanidad y en Colombia una industria sostenible y creciente, a tal punto que exportamos profesionales del ramo a todas partes del mundo (España, China, USA, Japón).

El turismo sexual en Cartagena es algo conocido por todos, combatido tímidamente por organizaciones y el gobierno pero tan común como los masajes en las playas o la venta de ostras y ceviche en baldes de plástico.

Al mismo tiempo que se vende “la gafa” o el foto montaje, se ofrecen los servicios de “las niñas” con catálogo en mano para aquellos turistas que quieren conocer a fondo la belleza de la heroica. 
Por supuesto los extranjeros son los clientes ideales para estás niñas que a un local le cobran entre 120 mil y 250 mil pesos mientras que a un foráneo le pueden “facturar” entre 200 y 1000 dólares dependiendo el personaje.
Los agentes del Servicio Secreto eran sin duda el tipo de clientes propicio para aplicar la tarifa plena, con sus salarios, viáticos y todas las comodidades que brinda un gobierno como el norteamericano, es difícil entender el problema a la hora del pago. ¿Cómo es posible que pagaran 30 dólares cuando se habían negociado 800? 

Existen algunas teorías que explicarían este hecho. Es posible que en medio de su borrachera los agentes hayan creído que estaban en Tailandia o en Indochina, mucho más por los rasgos fuertes de las implicadas. También pudo pasar que los agentes creyeran que cualquier mujer debía sentirse privilegiada por estar con personajes tan importantes como ellos (delirio de Laura Acuña) y por el contrario deberían pagarles por el derecho a complacerlos.

En fin, no tenemos certeza de lo ocurrido y las declaraciones de Dania no ayudaron mucho tampoco para esclarecer la situación. Con la inocencia de quien tiene sus neuronas en los implantes mamarios, la representante del gremio de “las enfermeras del sexo” se atrevió a afirmar que los agentes eran unos bobos y que lo de ella no es prostitución.

Dania fue victimizada, regañada por su mamá en vivo y en directo gracias a la gentileza del gran Julito que puso la Wribe radio al servicio de esa comunidad ávida de sangre, morbo y chisme, entregándonos otra exclusiva de esas que harían que Laura en América se sintiera como la madre Angélica del canal EWTN. 

Hoy Dania espera con optimismo la llamada de Playboy, Hustler, Interviú o en su defecto la revista pimienta o sueca club con el fin de ofrecerle un contrato millonario para posar desnuda y contar sus aventuras. Ella ha tratado de mostrar algo de dignidad rechazando los ofrecimientos para ser la nueva Esperanza Gómez (nuestra mejor actriz de reparto en la historia del cine) en el universo del cine XXX.

Muchas cosas han pasado desde el episodio de la cumbre y hoy Dania es mencionada como parte de programas de humor, sin embargo la realidad nos muestra que internacionalmente ven a Cartagena como una ciudad propicia para el turismo sexual con paquetes que incluyen este ítem.

En fin, el sexo siempre dará de que hablar en un mundo que gira en torno al escándalo y a la doble moral, los hombres y las mujeres seguiremos dando papaya en este campo y prestándonos para convertir la actividad más placentera que existe en un motivo de debates, estudios, rechazo y hasta aislamiento.

Termino mi columna de hoy con un cliché: sigamos haciendo el amor y no la guerra.

miércoles, 6 de junio de 2012

Bolsa de Valores: ¿cuánto vale una vida?

Por estos días en los que nos enfrentamos a todo tipo de situaciones violentas, actos que atentan contra la dignidad, masacres, atentados, violaciones, secuestros, extorsiones, ataques con ácido y generadores de violencia a través de los nuevos medios, me surgió la pregunta sobre el valor de la vida en el “mercado” colombiano.

Un purista o idealista me diría que la vida de cualquier ser humano tiene el mismo valor y que ante los ojos del creador todos somos iguales. Aunque es una visión bastante sana y redentora, debo decir que los hechos y nuestro contexto actual demuestran que en Colombia la vida tiene una escala de valores.

Para no ir muy lejos comencemos con las bajas que produce esta guerra que afrontamos desde hace más de medio siglo, quién me va a decir que lamenta las bajas de la guerrilla o siente tristeza por ver las filas de cadáveres de los insurgentes en los sanguinarios noticieros nacionales, son seres humanos, pese al sinnúmero de apelativos que los miembros de nuestras fuerzas armadas les dan, pero su vida no tiene ningún valor para nosotros.

Por favor, no me vayan a malinterpretar, yo también he tenido expresiones salidas de tono contra estos personajes, sobre todo cuando cometen actos atroces y atentan contra la población civil, también los he visto como monstruos y me he tomado el derecho de despojarlos de toda humanidad, sin embargo, la pregunta es ¿valen menos sus vidas que la de los demás? En Colombia, su vida vale menos que la de una mascota.

Vamos a otro caso, el de los jóvenes que habitan en las afueras de Bogotá, Soacha, San Mateo, Ciudad Bolívar. Su principal pecado es vivir en medio de la pobreza, eso y el estar en sectores estigmatizados por las clases media y alta capitalinas, que en su gran mayoría sienten que los males que aquejan a la sociedad tienen su fuente allí.

Algunos de estos jóvenes que se debatían entre encontrar una oportunidad para estudiar y escapar de su entorno o hacer parte de alguna banda y sobrevivir en él se convirtieron en los famosos falsos positivos gracias a esa política del Gobierno anterior de conseguir resultados sin importar los métodos empleados.

Así, nos encontramos con cientos de vidas cuyo valor es mínimo ante nuestra sociedad y que en el concepto de algunos radicales (extrema derecha) y justicieros de clase alta, eran potenciales criminales. Ni siquiera Philip K. Dick, escritor de Blade Runner y el cuento corto, Minority Report, llevado al cine por Spielberg, en el que la justicia predecía quién iba a convertirse en criminal, habría pensado que en Colombia, las personas más comunes y corrientes (uribistas) iban a tener ese don.

Por supuesto, muchos han utilizado el tema de los falsos positivos para demostrar que los gobiernos de Uribe estuvieron enmarcados por los excesos y los crímenes de Estado pero cuántos realmente creen o están convencidos de que se perdieron vidas valiosas o al menos conocen de cerca la historia de alguno de estos jóvenes. 

El caso de Rosa Elvira Cely, una mujer de la cual ya todos conocemos su final, es una muestra clara del valor que tiene la vida de acuerdo a la condición social. Independiente del gran movimiento de rechazo que generó su asesinato entre la sociedad colombiana, los hechos que rodean su caso hacen ver las desventajas que afronta una persona de escasos recursos al momento de convertirse en víctima de un acto criminal.

Rosa Elvira no solo tuvo que afrontar uno de los hechos más macabros de los que se tenga conocimiento sino que además tuvo que recorrer la ciudad para ser atendida. Las autoridades aunque obtuvieron resultados y se movieron, presionados por la opinión pública, hicieron un ofrecimiento casi irrisorio de 10 millones de pesos por información que condujera a la captura de los responsables.

Si señores, 10 millones, un 2% de lo ofrecido por información de los autores del atentado contra el ex ministro Londoño. Claro, la Bolsa de Valores funciona así, un ex funcionario de Gobierno no se puede comparar con una vendedora de dulces que validaba su bachillerato (ejemplo que deberían seguir algunos padres de la patria). 

Sin salirnos del tema Londoño, ha tenido más revuelo el valor de su Rolex de 5 millones de pesos que el presente del conductor de la buseta afectado por el artefacto explosivo que además cobró la vida de dos escoltas del ex ministro.

Recordemos que hay miles de casos en la actualidad en los que la vida de un colombiano tiene un valor distinto de acuerdo a su actividad, estrato, influencia o reconocimiento, no olvidemos el trato que la justicia le da a una persona que roba para comer (sin que esto sea justificable) y el que le da a las que roban, desfalcan, timan o promueven el tráfico de influencias para favorecerse, aumentar sus riquezas o cubrir sus crímenes (los Nule, Samuel Moreno, Iván Moreno, Tomás y Jerónimo, Arías, Laura y Jessi).

Definitivamente y así haya algunos que no quieran quitarse la venda de sus ojos para no tener que afrontar su responsabilidad frente a la sociedad, vivimos en una Nación donde nuestra vida tiene una etiqueta con un precio y el mayor porcentaje de la población, está en promoción (SALE para los que hacen shopping en el mall).

P.D. no quiero dejar pasar esta tribuna para agregar algo que realmente me impactó durante los últimos días con el caso de Rosa Elvira, en el hashtag de twitter que llevaba su nombre me encontré con expresiones como “eso le pasó por llamarse Rosa Elvira”, “no más nombres tercermundistas como Rosa Elvira” o “quién la manda a estar a esas horas en el parque Nacional”, hasta dónde hemos llegado que nos llenamos de twitópatas. Se los dejo como una simple reflexión.