viernes, 30 de marzo de 2012

Colombia de película

En un ejercicio imaginario quise trasladar la realidad de Colombia a la pantalla grande adaptando algunas películas reconocidas mundialmente al ámbito nacional.
 
Así me imagino pues, la que sería una cartelera nacional en la que trato de incluir a los personajes que le dan color a nuestro acontecer diario.

1.      La gran estafa. Escrita, dirigida y protagonizada por Andrés Felipe, con la producción ejecutiva de Alvarito Uribe. Esta obra es una adaptación musical de la película de Soderbergh, cuenta con “un reparto” de lujo entre encabezado por Valerie Dominguez, los Nule, los Vives, los Lacouture y las actuaciones especiales de Rojas Birry y Samuelito. Música del coro del Consejo de Bogotá.

2.      Mad Max. Adaptación del clásico del cine australiano que lanzó a la fama a Mel Gibsón, esta versión criolla dirigida por Mauricio Cárdenas es protagonizada por Juan Manuel Corzo en el papel del guerrero del camino que lucha por conseguir algo de gasolina para sus vehículos.

3.      El doble del diablo (Devil’s double). Versión adaptada de la película de Lee Tamahori, dirigida por Juan Lozano y protagonizada por Alvarito y sus hijos Tomas y Gerónimo. Una historia sobre los abusos de poder por parte de un dictador y sus incontrolables hijos.

4.      Mean Girls (chicas malvadas). Producida, dirigida y adaptada por Amparo Grisales, con las actuaciones de Laura Acuña, Alejandra Azcarate y la actuación especial de Natalia Paris. Una historia bastante superficial en donde las protagonistas tienen espacio para la improvisación.

5.      Wag the dog (La cortina de humo). Adaptación de la novela de Larry Beinhart sobre como un productor inventa una cortina de humo para salvar de un escándalo al gobierno de turno. Dirigida por José Obdulio y protagonizada por Luis Carlos Restrepo y JJ Rendón.

6.      Holocausto caníbal. Adaptación de la cinta gore en formato documental de Ruggero Deodato sobre un grupo de jóvenes que terminan empalados por un grupo de salvajes. Protagonizada por Ana Karina Soto, Lully Bosa y Sandra Muñoz. Dirigida por La Negra Candela.

7.      Dumb and Dumber (tontos y más tontos). Dirigida y adaptada por Pachito Santos, cuenta con las actuaciones estelares de Jota Mario Valencia y Gregorio Pernía. Aparición especial de Silvestre Dangond. 

8.      Highlander (El Escocés Inmortal). Dirigida por Jorge Barón, cuenta con la actuación de Amparo Grisales, el Profe Vélez, El hombre Caimán, Edgar Perea y la actuación especial de Horacio Serpa. Un grupo de personas lucha por conservar su inmortalidad y sólo una podrá sobrevivir (todo esto sin usar Revertrex).

9.      Alice in Wonderland (Alicia en el país de las maravillas) protagonizada por María del Pilar Hurtado bajo la dirección maestra de Álvaro Uribe Vélez con increíbles interpretaciones de Luis Carlos Restrepo, Juan Lozano, Enrique Peñalosa, Bernardo Moreno, Blanca Jazmín Becerra  y Jorge Noguera.

10.  Usual Suspects (Sospechosos de siempre) El casting para el Remake de esta película duro meses ya que todos los congresistas y concejales del país de presentaron. Finalmente los roles principales recayeron en Álvaro Araujo, Guillermo Hoenisberg, El Cura Hoyos, Iván Moreno, Jairo Merlano, Dieb Maloof, Luis Eduardo Vives. Todos bajo la dirección Los Nule Brothers.

Podríamos continuar realizando remakes de todo tipo de películas gracias al talento innato de nuestros personajes. Por ahora les dejo esta lista que por supuesto pueden actualizar, debatir, rechazar o aceptar. Lo cierto del caso es que en el fondo Colombia si tiene talento.

jueves, 22 de marzo de 2012

¿Conciencia social?

Vivimos en un país convulsionado en el que son pocas las cosas que nos logran sorprender. Hemos llegado a un estado en el que las atrocidades son noticia de acuerdo al número de víctimas y a la sevicia con la que se hayan cometido.

Balas perdidas, violaciones, mujeres quemadas con ácido, masacres perpetuadas por grupos armados, desfalcos multimillonarios en las entidades oficiales, municipios sitiados, violencia y más violencia…

Para muchos podrá sonar exagerado y negativo este panorama, sobre todo cuando esta información suele ser condensada en un espacio de 20 minutos mientras los deportes y la farándula se llevan la franja más extensa en los diferentes medios.

Nos hemos acostumbrado tanto al salvajismo y a convivir con lo absurdo que cuando en la TV o en la radio están hablando de la última masacre sucedida en el país y el dolor de los familiares es explotado hasta la última gota, nosotros, esperamos con ansia el momento de los goles de la última jornada del fútbol mundial o las noticias acerca del nuevo vídeo íntimo o escándalo de alguna celebridad.

Mientras el país hace conteo de las víctimas de las diferentes formas de violencia como si de una estadística más se tratara, los grandes debates de nuestra sociedad (pseudo intelectual) giran en torno a la cuenta de Twitter del Alcalde Petro, la portada de Soho como respuesta a la foto racista de la revista Hola, los conflictos entre Pernía y Jota Mario (Pernía y Alarcón, Pernía y la W, Pernía y la cámara de vídeo), el préstamo del Campín para la realización de conciertos, la realización de Miss Universo en diciembre.

Si señores, nuestra sociedad simplemente busca la cortina de humo adecuada para desviar la atención de la mayoría hacía temas banales (Maestría en cortinas de humo, informes en la sede del Partido de la U).

De verdad, me pueden repudiar por escribir esto pero no es posible que la gente se conmueva más por el drama de la cola de una modelo que por los millones de colombianos que aguantan hambre (no incluir a los Nule), viven muertos del miedo o tienen que enterrar a sus familiares si es que logran recuperar sus restos.

Esa es nuestra conciencia social, la que nos lleva a pensar primero en nosotros, la que nos indica que los problemas son ajenos y que hay gente de malas a las que les pasan estas cosas, la que nos señala que lo importante es conseguir nuestras metas y no hacerle mal a nadie (no importa si nunca le haces bien a alguien).

Sé que soy reiterativo con el tema y por eso le doy continuidad a mi anterior columna, porque creo que en algún momento debemos empezar por lo básico para lograr cambios y lo básico es empezar por uno mismo, por mirar a nuestro alrededor y salirnos de la zona de confort.

Mi invitación a través de esta humilde tribuna es a no prestarnos para promover las cortinas de humo, solidarizarnos aunque sea un poco con el resto del país que sufre en carne propia los rigores de la desigualdad y preocuparnos por ir más allá (leer, documentarnos, investigar, preguntar) antes de tragar entero lo que nos informan o nos venden.

miércoles, 14 de marzo de 2012

¿Colombia entre los países más felices del mundo?

Desde hace algún tiempo ésta pregunta ha venido rondando en mis pensamientos. En el mundo nos reconocen como un país alegre que, seguramente por la cantidad de fiestas, carnavales, reinados, festivales y diferentes eventos culturales, da la impresión de vivir en un estado de celebración perpetua.

Cuando salgo a la calle, conduzco mi auto, tomo un transporte público, entro a un banco o hago la fila de un supermercado, me cuesta encontrar esa alegría en nuestra gente. Por el contrario, veo una actitud continua de rabia, frustración e inconformismo en gran parte de mis conciudadanos quienes parecen estar listos para atacar o defenderse de acuerdo a las circunstancias.

Mientras el país celebra diferentes carnavales con ríos de dinero de los presupuestos departamentales y locales para la realización de los mismos, otras zonas sufren el acuartelamiento de sus habitantes en sus casas (ranchos, tugurios, chozas), esperando con temor un desenlace no tan trágico y elevando plegarias para que en esta ocasión no sean ellos las víctimas de lo que está ocurriendo en sus calles.

Paros armados, acoso por parte de grupos al margen de la ley, volantes con amenazas, homofobia, en fin, todo aquello que refleja el desajuste de una sociedad confundida a la cual le han querido vender la idea de que los problemas no son de todos sino de quien los padece.

Por eso hoy vemos cómo, mientras en países del primer mundo se cancela un evento sin importar su magnitud como acto de solidaridad con las víctimas de una tragedia, el asesinato de alguien o un atentado, en Colombia ofrecemos nuestra solidaridad en medio del ruido de orquestas, bandas, reinas y un pueblo volcado completamente a su prioridad: la rumba.

Que el Chocó este sitiado amerita cinco minutos de noticiero, los premios X, Y y Z para la farándula nacional fácilmente pueden llevarse media hora del mismo. Por supuesto nuestra farándula no tiene la culpa de esto, si bien es cierto algunos venden una imagen carente de valores y de una superficialidad digna de un estudio científico, simplemente son el producto de lo que el país promueve.

Al final, tenemos lo que nos merecemos, nos aterramos por las imágenes de niños y jóvenes destruyendo la ciudad, acabando con el patrimonio de todos, patrocinados por voceros incendiarios que odian a un alcalde por no tener el linaje de la gran estirpe bogotana, los criticamos cuando hemos sido cómplices de la promoción de todo tipo de antivalores a través de nuestros medios, de nuestros actos.

Promovemos la belleza de la mujer basada en la perfección (tetas como globos de helio y culo vulgar o el extremo de la anorexia), la importancia de un hombre seguro de sí mismo gracias a lo que viste y al auto que maneje (jamás nos veremos como Clooney). La dependencia de un teléfono inteligente el cuál sea acorde con nuestra personalidad (alguien tiene que ser inteligente, si no el dueño por lo menos el teléfono). La importancia de conseguir lo que queremos sin importar los métodos (El Rey Caído).

Tenemos decenas de ex funcionarios públicos del gobierno anterior investigados, en procesos, huyendo. Un ex presidente incendiario que sigue pensando que es el caudillo que el pueblo necesita. Un ex vicepresidente que dirige la segunda cadena radial noticiosa en importancia del país generando opiniones cantinflescas, siendo el hazmerreír de la profesión.

Hoy a quienes nos ponen en esas listas mundiales de los países más alegres y felices les pregunto ¿no sería bueno que pasaran una temporada en el país antes de hacer esas clasificaciones? El que los gobernantes le den opio al pueblo para mantenerlo alienado no significa que tengamos muchos motivos para celebrar.

Amo a mi país y disfruto sus parajes, la cordialidad de su gente y de sus regiones y comparto esa frase manida que reza: los buenos son más. Sin embargo, los buenos no se pueden quedar en silencio y tienen que reflejar esa bondad en la solidaridad con los demás, en la preocupación por construir una sociedad más justa en la que nos importe lo que le pasa al vecino.

Ser alegres no es reírnos en medio de las tragedias, no confundamos las cosas. Somos un país de gente optimista pero también indiferente. No pretendamos desconocer la realidad hasta el día que toque a la puerta.

martes, 6 de marzo de 2012

La liga de la justicia

En las últimas semanas miles de colombianos han puesto su mirada en el desarrollo de diferentes procesos judiciales de distinta índole que generan un debate continuo y ponen en evidencia a un país cuyos vacíos legislativos convierten a los abogados en estrellas de rock.

No podría clasificar en orden de importancia los diferentes casos que se han venido presentando pero quiero comenzar con el de la, hasta hace pocos días, Fiscal General, Vivianne Morales. Ella, cometió uno de los peores errores de un funcionario público en Colombia: hacer su trabajo. ¿Qué le pasó a Vivianne? Eso nunca lo sabremos pero la tradición del funcionario de gobierno reza claramente que la honestidad y el cumplimiento no tienen cabida en su accionar.

Sumado a ese craso error, digno de una principiante, doña Vivianne entró al olimpo de la infamia con la peor de sus actuaciones. Cuando tenía que hacerse la de la vista gorda con las irregularidades del gobierno anterior (del gran Napoleón Uribe), ella decidió ir hasta las últimas consecuencias para que los corruptos, incluyendo el emperador, rindieran cuentas frente al país por sus abusos de poder.

Nuevamente la pregunta ¿qué le pasó a Vivianne? Sin duda, perdió el norte en su labor. No le costaba nada ver las actuaciones de sus predecesores para saber que tratar de hacer justicia en Colombia e irse contra los ladrones de cuello blanco tiene sus consecuencias. ¿Cómo pretendía ella acabar con una tradición milenaria que ha ido de generación en generación?

Vivianne, hay cosas con las que no se juega, una de ellas, la elite corrupta del país, esa que puede asesinar porque tiene el dinero para ocultarlo, o la que puede recorrer el mundo con el dinero de los contribuyentes, comprar propiedades en las ciudades más costosas del mundo y burlarse de todos, amparados en grupos de abogados (nombre científico: Coragyps atratus) dispuestos a sacar provecho de unas leyes llenas de vacíos.

Afortunadamente existe el Consejo de Estado, un ente plagado de estos personajes descritos en el párrafo anterior (con una ventaja adicional: pensiones por 8 semanas de servicio), prestos siempre a resolver cualquier tipo de inconvenientes como los generados por la atrevida Fiscal. Sumado al Consejo, también existe una horda de periodistas formados en la doctrina uribista, capaces de escarbar entre la carroña (mientras la consumen) para encontrar la forma de proteger a su amado líder.

Se va pues una mujer que hizo lo indebido y se acercó demasiado al gran capo de capos, ese que hace ver a Gotti y a Lucchese como un simple par de aficionados.
Las audiencias de Andrés Felipe Arias, Samuel Moreno y los casos Colmenares y Becerra completan este panorama judicial que mantiene en vilo al país. En el primer caso, la mano negra que sacó a la Fiscal Morales, hace presencia con toda su fuerza buscando absolver al hijo bobo del rey caído.

En el caso de Moreno, la situación es diferente y pese a las leguleyadas de su cuerpo de abogados, tiene menos gente poderosa a su favor y seguramente la justicia será menos tolerante a la hora de condenarlo.

Para el caso de Colmenares, es aterrador como el país ha sido testigo de las manipulaciones evidentes que las familias de las sindicadas han realizado en todos los campos. Este caso se ha convertido en la muestra contundente del poder del dinero y las influencias, en un país que se mueve a conveniencia de unos cuantos.

Las mal llamadas élites del país, esas que siempre han creído que el dinero compra todo, especialmente vidas y conciencias, buscan burlarse del sistema judicial, de las familias de la víctima y de cualquier cosa que se les atraviese. Acostumbrados a la impunidad de sus actos y a encubrir cualquier acción criminal, encuentran en sus abogados ególatras y showseros, la manera perfecta de hacer público su cinismo y su descaro.

La vida de un joven como Colmenares, por supuesto, no tiene ningún valor para estas familias poderosas que ven en su muerte algo anecdótico, un simple accidente de fiesta, algo que se debe ocultar y seguir adelante, no importa si para lograrlo tengan que comprar a todo el sistema de justicia del país, a los medios (para la muestra el artículo de Semana “Linchamiento o justicia”), falsos testigos y forenses.

Si casos como el de Colmenares o el del joven grafitero, Diego Becerra (otra obra maestra de la manipulación, esta vez por parte de las autoridades), quedan en la impunidad, el mensaje para nuestra sociedad no será otro que el del todo se vale (mensaje de los últimos 8 años previos a este gobierno), el triunfo del dinero y el poder sobre el valor de la vida.

Por último, da tristeza ver a las jóvenes involucradas en el caso Colmenares, guiadas por sus familias, como si estuvieran en medio de un juego tenebroso, trayendo a la mente imágenes como las de O.J. Simpson o los hermanos Meléndez, personajes cuyo cinismo ante las cámaras y en los juzgados se convirtió en leyenda.

Vamos a ver en unos meses que nos dejará toda esta vorágine judicial que si de algo ha servido es para ver todas las miserias de una sociedad enferma de poder y con una esperanza lejana de algún cambio positivo.