jueves, 27 de septiembre de 2012

Amigo secreto 2.0



En tiempos en los que nos sentamos a la mesa pero rara vez nos miramos a los ojos ya que nos cuesta dejar de ver las pantallas de nuestros smartphones, jugar al popular y tradicional amigo secreto se ha convertido en un verdadero reto en materia de acercamiento y contacto con los demás.

Para no ir muy lejos, hoy chateamos con el compañero del frente, ese con el que sólo nos separa una división en vidrio o un entrepaño, con el que podríamos hablar levantando un poco la mirada y abriendo la boca, así actuamos, así es nuestra sociedad. 

Hace unos años lo divertido de actividades como el amigo secreto era tratar de adivinar quién era la persona que te endulzaba, adivinar que podría gustarle como regalo a ese que nos salió en el papelito. Ahora las cosas han cambiado un poco, lo único que esperamos es saber de que almacén le gustaría recibir un bono.

La ley del menor esfuerzo y el facilismo en el que vivimos no puede quedarse al margen ni siquiera en este tipo de actividades. Ya nadie se arriesga a dar algo que crea le podría gustar y servir a la otra persona por temor a defraudar, por temor a recibir la desaprobación de los demás.

A este ritmo vamos a terminar jugando amigo secreto con una lluvia de sobres como en los matrimonios, pondremos una pecera y echaremos los bonos de 30 mil pesos o de la cifra estipulada, para que cada uno los saque al azar.

Esto que ocurre con algo tan efímero como el amigo secreto es simplemente una prueba más de la confusión de nuestra sociedad por querer hacer todo de manera práctica. Las relaciones y los sentimientos no se pueden enfrascar dentro de esquemas metodológicos y el facilismo que domina al mundo en estos tiempos.
No tardaremos en ver a los novios regalando un bono de una joyería para que la prometida escoja su anillo de compromiso, todo por temor a defraudar sus expectativas. 

Como siempre algunos estarán de acuerdo y otros me verán como un retrógrado pero respetando la opinión de todos me quedo con los momentos en los que la gente se conocía hablando, se esforzaba por escuchar al otro y concentrarse en la persona y no pretendía entablar una relación al lado de un parlante con un reguetón a todo volumen y gritando para que le entiendan algo.

A mí todavía me encanta la idea de descubrir algo en la persona que está a mi lado, con la que comparto la jornada laboral, no creo que se necesite un portafolio de la misma para tener tantos datos que no haya necesidad de preguntarle nada.

Tuve la oportunidad de vivir en comunidades anglosajonas en las que nadie sabía quién era su vecino aunque llevaban compartiendo el mismo terreno durante más de una década. 

Por temas de globalización y nuestra devoción a querer vivir como primer mundo con recursos del tercer mundo, hemos adoptado muchas de esas características, sobre todo en las grandes urbes. Afortunadamente los pueblos y ciudades intermedias aún conservan su calidez.

Mi llamado, es a no convertirnos en ese tipo de sociedades en las que todo se cubre con cosas materiales, comunidades que envejecen porque no quieren tener hijos, en las que la gente muere sola y a las semanas alguien por accidente nota su ausencia. No podemos seguir alentando la despersonalización de todo, no podemos ser amigos tan secretos que nunca nos descubramos.

Es posible que ya me haya puesto nostálgico pero la verdad no me importa, nada me agrada más que el saludo de mis amigos, que escuchar sus voces, que sentir un abrazo de su parte, que compartir una cena entre carcajadas a su lado, que caminar junto a ellos. Esas pequeñas cosas no me las quiero perder, no las quiero remplazar por ningún dispositivo, no las pienso negociar.

Esa emoción de descubrir que libro le gusta a mi amigo secreto, que talla es, que color preferiría, que grupo a artista es su favorito, es la que todavía me anima a participar del amigo secreto y de las actividades que se hagan para integrarnos. El día que lo vea como una obligación o mi participación sea motivada por no despertar comentarios negativos de mis compañeros, entonces desistiré.

Por ahora me despido y les deseo un feliz fin del mes del amor y la amistad.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

El legado de Heleno



En la historia del fútbol son muchas las historias que ligan a sus protagonistas con el alcohol y la noche, sin importar su nacionalidad, origen o condición social, miles de nombres han forjado una leyenda etílica y bohemia que en varios casos sobrepasó sus actuaciones dentro del rectángulo de juego.

Una de las leyendas más grandes de la historia del fútbol es sin duda la del inigualable Heleno de Freitas, ese exquisito jugador brasileño quien en los años 40 marcó un hito como artillero del Botafogo y quien vistió las camisetas de Boca Juniors en Argentina y Atlético Junior en Colombia.

Heleno, tuvo una vida de artista en la que las mujeres, el alcohol y el éter siempre lo acompañaron. Una sífilis acabo con su vida de forma triste y penosa. El periodista Andrés Salcedo escribió “El día en el que el fútbol murió”, un libro maravilloso sobre el celebre goleador en el que detalla su estilo de vida tan peculiar.

Así como de Freitas y Garrincha, reconocidas estrellas del fútbol mundial y otros no tan grandes han llevado sus vidas de una forma desenfrenada, la gran mayoría con finales trágicos, con historias casi propias del realismo mágico que han ido de boca en boca, de escrito en escrito, de generación en generación.

En Colombia hemos tenido diferentes exponentes de la bohemia y el desorden, comenzando por aquellos peruanos (Valeriano López, Miguel Loayza) del histórico deportivo Cali, de los cuales cuenta la leyenda, tenían que sacarlos del burdel para que jugaran los partidos y aún con la resaca y el ajetreo de la noche anterior, deleitaban a la tribuna con su fantasía y sus goles. 

Cada década se caracterizó por tener nacionales y extranjeros amantes de la noche, de las mujeres y con el paso de los años hasta de las drogas de moda. De la misma manera, el fútbol internacional tenía grandes exponentes cuyas adicciones eran del conocimiento de todos.

Quién, por ejemplo, no ha escuchado hablar del gran goleador irlandés George Best, ídolo del Manchester United cuyo alcoholismo es legendario y terminó por costarle la vida luego de haberse sometido a un trasplante de hígado. Best dijo alguna vez que en 1969 había dejado el alcohol y las mujeres y que habían sido los peores 20 minutos de su vida.

Ya en épocas más recientes, Rene Houseman, campeón con Argentina en 1978 fue otro que idolatró a la botella y a las mujeres. Lo emularía unos años después el gran Diego Armando Maradona, un hombre lleno de adicciones de quien cuentan las anécdotas tenía miles de películas porno en su mansión de Barcelona. Sócrates, el médico y futbolista brasileño, insignia del Corinthians fue otro de los que se inclinó ante el licor y terminó sus días luchando contra una cirrosis.

Vinieron después casos famosos como los de Paul Gascoine, el gran Romario de Souza, que llevaba prostitutas al camerino de la selección y era trasladado en helicóptero desde los burdeles para jugar con el Barcelona. Ronaldo, Ronaldinho, Asprilla, grandes nombres ligados irremediablemente con la rumba desenfrenada.

La selección chilena no se ha quedado atrás y sus figuras rutilantes como Valdivia, Medel y Beausejour  se han visto envueltos en escándalos de mujeres y alcohol, casi idénticos a los de los seleccionados peruanos encabezados por Pizarro, Farfán y Mendoza y Acasiete.

Como vemos, nuestros países lideran esa tabla del desorden y Colombia no podía ser la excepción. Sin duda que Faustino Asprilla merece un capítulo aparte en nuestra historia etílica-futbolística, el Tino, sacudió las ciudades por las que pasó, dejando su estela de mujeriego, rumbero y escandaloso. Si bien. Sus goles y jugadas hacían de esto algo anecdótico, Faustino fue un jugador difícil desde sus inicios hasta su retiro.

Con menos suceso en las canchas pero siendo un artista de la botella y el escándalo, Jairo “El Tigre” Castillo es otro ejemplo de la indisciplina y la anarquía. El tigre, a diferencia del otro tigre colombiano que es Radamel Falcao, ha dado sus zarpazos más terribles frente al volante en alto estado de embriaguez. 

Más joven pero con una capacidad asombrosa para ascender entre los ídolos de las licoreras y de las discotecas de turno, Dayro Moreno se ha hecho a un lugar en esta larga y no tan selecta lista. Moreno, ha llegado al extremo de mostrar su devoción por la bebida abrazando los dummies de la licorera de Caldas como festejo de sus anotaciones. 

Caso más triste y dramático es el de Wilder Medina, ese delantero antioqueño de gran calidad pero cuyo pasado lo persigue y parece condenarlo a repetir sus errores, un tema complejo que lo liga a la marihuana y al parecer a sustancias más fuertes como la cocaína recientemente. 

Podría seguir llenando páginas con los cientos de nombres de jugadores colombianos que han combinado su profesión de futbolistas con su vocación por la noche y sus placeres pero ameritaría editar una enciclopedia.

Recuerdo cuando yo jugaba fútbol en la universidad, no había nada más motivante que el tercer tiempo, los partidos terminaban y ganáramos, empatáramos o perdiéramos, siempre había algo que celebrar. 

Será nuestra idiosincrasia, será nuestra sangre, no lo sé, pero sin duda el alcohol, las mujeres y el fútbol siempre han sido una sociedad indisoluble, una mezcla casi que obligada.
 
Seguramente, será difícil encontrar a un personaje tan trágico y conflictivo como Heleno de Freitas, el personaje por el que comencé esta columna, pero sin duda su legado se verá siempre reflejado en algunos futbolistas que de una u otra manera tienen algunas de sus características.

Hasta pronto.

jueves, 13 de septiembre de 2012

¿Cuánto gana Pekerman?


Esta pregunta con la que titulo mi columna de hoy fue durante las últimas semanas el tema de moda entre los diferentes periodistas deportivos y gran cantidad de personas que a través de las redes sociales llegaron a comparar el salario del técnico argentino con lo que se invirtió durante años en toda la delegación de deportistas colombianos que nos representaron en los olímpicos de Londres.

Así como sucede con Petro desde su elección como alcalde de Bogotá, Pekerman sufrió en carne propia toda la intolerancia y el castigo por parte de aquellos que se consideran con derecho a incriminar, ofender y maltratar a quien no es de su agrado. En este caso, llegando al extremo de poner en tela de juicio lo que una empresa privada le paga a sus empleado.

A nadie le importa cuánto le pagan al presidente de Alpina o al de Bavaria pero los honorarios de Pekerman se convirtieron en una ofensa para gran parte de la sociedad, en una afrenta contra el tesoro colombiano y en algo inadmisible para el país donde nadie sabe cómo alguien sobrevive con el salario mínimo.

En este mismo país en el que el desfalco de los Nule, Moreno, Arias y tantos otros sobrepasa los billones de pesos, sin contar el tema de la salud que seguro dobla esta suma, Pekerman alcanzó un status casi criminal por la suma de dinero que cobra y el hermetismo total de su trabajo frente a los medios y los aficionados.

Periodistas deportivos de la vieja guardia, esos que creen tener potestad sobre el convaleciente fútbol colombiano se atrevieron a poner en duda el accionar del argentino, hablando más de su yerno que de su forma de parar al equipo, escribiéndole cartas en los diarios del país como si de un derecho de petición se tratara, mirando con sospecha el llamado de algunos jugadores como si estuvieran hablando de un empresario o cometero.

Pues bien, después de dos jornadas de la eliminatoria sudamericana en las que Colombia sumó seis puntos de seis, marcó siete goles, recibió uno y jugo con una jerarquía de equipo grande, hoy nadie sale a preguntar cuánto gana Pekerman.

Vaya forma de silenciar a tanto bárbaro, vaya clase la de don José para manejar toda esta situación y que manera de unir a un país en torno a una fiesta como la que vivimos el viernes 7 y el martes 11 de septiembre. Hasta Uribe y Santos finalmente coincidieron en su alegría y en sus mensajes de felicitación al combinado tricolor.

Estoy seguro que Pekerman se gana lo justo, estoy seguro también que antes de contratarlo sabían sus condiciones para venir y las aceptaron, hoy este señor merece que respetemos su forma de trabajar, que dejemos de ser inquisidores.  A todos nos disgusta que se porten mal con nosotros cuando laboramos en otro país. Este señor que nunca ha tenido una señal de irrespeto con nosotros, que nunca ha perdido su buen carácter, se merece nuestra admiración y respaldo.

No más conjeturas, no más comentarios malintencionados de aquellos que intentaron una guerra sucia, amparados en su experiencia, auto nombrándose  como veedores y auditores de la Federación Colombiana de Fútbol.

Seguramente, a estos mercenarios que pretendían desestabilizar el proceso de don José, les cuesta superar el hecho de no ver a Bolillo Gómez al frente de la selección, aún no admiten que se le haya castigado por su acto de violencia contra una mujer y luchaban por hacernos ver que nuestra única oportunidad de clasificar a un mundial estaba en sus manos.

Es temprano para asegurar que vamos a ir al mundial pero la calidad y entrega mostrada por los jugadores de la selección permiten soñar con esa posibilidad y verla más cerca que hace seis meses. 

A esos que también la tomaban contra Falcao, hoy no les queda más que rendirse ante la categoría de jugador que tenemos, sin duda uno de los mejores del mundo, alabado por los más grandes técnicos y por sus propios colegas quienes disfrutan verlo jugar en cuanta competición participa.

Una vez más los hechos se han impuesto sobre las difamaciones y seguramente como en en otros terrenos de nuestra vida como la justicia y la política, también los hechos terminarán demostrando quién dice la verdad y quién no.

Bienvenidos a nuestro país los personajes como Pekerman, bienvenido todo aquel que viene a construir y a unir. A los demás, se les acabo esta cortina de humo, les toca inventarse otra, algo que no les va a costar ningún trabajo.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Pazionales


Por estos días en los que el tema de moda es el comienzo de un nuevo proceso de paz con los grupos guerrilleros, son muchas las posiciones encontradas, las reacciones eufóricas en pro y en contra, y los pronunciamientos que han generado todo un debate en torno a algo que, aunque ilusiona, seguramente no resolverá los problemas más grandes de nuestra nación.

Nada me gustaría más que poder ser testigo de la firma de un verdadero acuerdo en el que la desmovilización de las FARC y el ELN, sea una realidad y el país se libre de uno de los problemas que durante tantos años lo ha azotado.

Aunque gran parte de los ciudadanos ha recibido con positivismo y esperanza la noticia del inicio del proceso, algunos sectores encabezados por el ex presidente Álvaro Uribe, han puesto un manto de pesimismo y prevención contra cualquier negociación que involucre a los “terroristas” de las FARC.

El señor Uribe combatió sin descanso a las guerrillas colombianas y logró dar golpes contundentes que nadie puede negar ni mucho menos demeritar, con todo y que se este o no de acuerdo con los procedimientos del ex mandatario. 

Sin embargo, esa vehemencia de Uribe se vio únicamente enfocada en esa guerra sin cuartel contra las FARC y el ELN pero nunca reflejada en la lucha contra la corrupción ni contra los paramilitares, otro grupo armado al margen de la ley (o amparado por la misma), que cada día crece y se fortalece.

Por esto, cuando se anuncia el comienzo de un nuevo proceso y se extiende una invitación a creer y a apoyar por parte del Presidente Santos, resulta contraproducente encontrar un rechazo tan radical por parte de la derecha extrema y la agudización de un nuevo conflicto que desde el escenario político lleva a la polarización de la ciudadanía, algo que para nada es positivo como algunos lo quieren hacer ver.

Si bien, la crítica y la veeduría son bienvenidas, me parece que estamos cayendo en el mismo fenómeno que se vive con el Alcalde Petro, eres amigo o enemigo y punto. Aquí o se es amigo del proceso de paz o se es enemigo del mismo.

Con todo y los debates, cortinas de humo, obstáculos, desprestigio y guerra sucia que se den durante la negociación, es mejor hablar de paz y de la posibilidad de poner fin a esa parte del conflicto, que alegrarnos por cada bombardeo, fuego cruzado o invasión de territorios vecinos.

Como a todos, a mí también me dolió la burla de las FARC durante el gobierno de Pastrana, también me indigno la forma en que se entregó una porción del país sin mediar una estrategia de prevención de estos hechos pero creo que son lecciones aprendidas y quiero ser optimista pensando que las cosas se van a hacer dentro de un marco de medidas transparentes y justas.

Ser incendiario y hacer predicciones sobre la guerrilla o sus miembros gobernando al país es algo que no aporta para nada, seguramente va a pasar y así como fundadores y patrocinadores de las autodefensas han llegado a gobernar el país, corremos el riesgo de ver a algún ex guerrillero como mandatario en un futuro cercano.

Ante este tipo de situaciones, lo único que resta es apelar a la tolerancia y a la aceptación de lo que conlleva terminar un conflicto de las magnitudes del colombiano. No podemos pretender otros 8 años de Uribe en el poder para ver si extermina hasta el último descendiente de la guerrilla, seamos realistas, la violencia conlleva a más violencia y poder viajar al Peñón con tranquilidad no es una muestra de un país controlado por las fuerzas militares.

Yo me la juego por este proceso de paz y corro el riesgo de apoyarlo, eso sí mantendré un ojo abierto las 24 horas para ofrecer una crítica constructiva a los pasos que se vayan dando.

Espero que el conflicto con la guerrilla finalice y podamos enfocarnos en la terminación del paramilitarismo, otra flagelo que por conveniencia se mira con menos intensidad por parte de la opinión pública y la extrema derecha pero que registra un conteo de víctimas tan o más grande que el producido por las guerrillas.

El otro flagelo, tal vez el más grande, la corrupción, es algo que todos debemos combatir y que seguramente nos tomará más tiempo erradicar, porque la mentalidad traqueta y de dinero fácil que reina en el país se debe comenzar a erradicar desde la raíz, desde la crianza y la educación.

A quienes no estén de acuerdo con lo que escribo, les envío el más cordial de los saludos, invitándolos a debatir con altura, con argumentos y sin apelar al matoneo ni a la violencia.

A ellos y a los demás, los invito a dar aportes y soluciones para construir, para salir adelante, para tomar posiciones dentro del respeto y apuntando a lo mejor para todos, no lo mejor para algunos.

Hasta la próxima.