Las tetas, son algo encantador, en mí caso las prefiero
naturales, lo cual no quiere decir que me molesten unas cargadas de silicona,
aunque en el caso de éstas, casi todas se vean iguales y lo único que cambie sea
su portadora.
Pero no voy a escribir sobre su forma, tamaño, color o cirugías,
voy a escribir sobre su poder e injerencia en la sociedad actual. Es increíble,
pero hoy un par de tetas tienen más resonancia que una buena idea.
Las protestas se hacen mostrando las tetas y son portada de
todos los diarios del mundo. Si quieres salvar una especie en vía de extinción,
muestras las tetas y es más efectivo que un vídeo de los animales siendo
masacrados. Si quieres vender unas sandalias muestras las tetas y hasta una
campaña política amerita mostrarlas como promesa en caso de salir elegida.
Como pueden ver, no estoy exagerando, las tetas se han
convertido en una herramienta multifuncional. Mostrarlas es sinónimo de
libertad o una forma de enviar un mensaje
a los hombres. También son la forma de conocer a esas mujeres que
escuchamos en la radio o leemos en los impresos y que idealizamos en nuestras
mentes.
Hoy en día, la creatividad está en mostrar las tetas de la
condenada por algún delito, de la campeona en algún deporte, de la invitada a
algún reality, de la hija de algún político, de la madre y la hija, de las hermanas,
en fin, de lo que este de moda en el momento.
Para algunas, mostrarlas es un sinónimo de rebeldía, una
muestra de su irreverencia, una señal de su independencia o siendo hasta poéticos,
una oda al orgullo que les genera su belleza.
Esa es nuestra sociedad actual, una en la que los concursos
giran en torno a la más atrevida, a la que más muestre, a la foto topless en el
transporte público, o en el sitio más concurrido para demostrar de qué está
hecha la mujer. Somos tan naturales y abiertos que la verdad no me explicó por
qué nos gastamos tanto dinero en ropa.
Estamos pendientes del “descuido” de alguna famosa, del pezón
que se salió en la entrega de algún premio, de las fotos de los paparazzi con
alguna famosa de vacaciones mostrando sus atributos en la playa o en algún
yate. Nos encanta cuando anuncian la posibilidad de un vídeo íntimo que se
perdió en el celular de alguna diva o su pareja del momento.
Por favor, no vayan a pensar que estoy haciendo curso del
Procurador Ordoñez, para nada, disfruto mucho ver todas esas expresiones que
tienen como marco un par de tetas, el body painting, la música sobre los
cuerpos, la meditación al desnudo, el yoga sin ropa, la orquesta sinfónica
topless de algún país, el estado del tiempo topless, el mardi grass, el
Carnaval de Río, etc.
Bienvenidas todas esas ideas brillantes en las que los órganos
glandulosos prestan un servicio a la humanidad y se convierten en la voz del
que no tiene voz. Bienvenidas las recolecciones de firmas para que alguna
famosa nos las enseñe.
Lo mío no es una protesta, es simplemente una visión personal
de la situación. Eso sí, les confieso que me encanta el tema de la sorpresa, de
poder descubrir las cosas por mí cuenta, de dejar algo a la imaginación, en
tiempos en los que ya es muy poco lo que nos sorprende positivamente.
Hasta pronto.
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