martes, 3 de enero de 2012

Ferias y fiestas, diversión de otro mundo (¿o del tercer mundo?)

Hace dos semanas el país lloraba como consecuencia de las tragedias ocasionadas por una de las peores temporadas invernales de la historia. Cientos de miles de víctimas, barrios completamente destruidos, escases de alimentos y todo tipo de escenas desgarradoras se veían a diario.

Pese a este panorama triste y aterrador, las diferentes gobernaciones y alcaldías de la gran mayoría del país tenían algo más importante en que ocupar sus recursos y su tiempo: los carnavales y las ferias.

¡Si señor! Somos un país de carnavales, ferias y reinados, muchos de ellos considerados patrimonio histórico de la humanidad. Lo nuestro no es la tecnología ni las artes (con contadas excepciones), lo nuestro es el chupe, la rumba, el descontrol, los disfraces y todo lo que implique mostrarle al mundo lo que somos: una raza que conserva sus tradiciones.

Ahora, vale la pena aclarar que son las tradiciones orientadas a la rumba y el color porque por lo demás nuestra única preocupación es llevar una vida de europeos con costumbres norteamericanas en medio de la debacle económica y social de un país sin identidad.

“Es que nuestros ancestros celebraban el carnaval para integrar a todas las clases” asegura la reina del evento mientras contesta su IPhone o revisa su IPad, ingredientes nuevos dentro de esas tradiciones.
Es hermoso ver a tantas niñas con el sueño de participar en un reinado, no importa si es el de la uchuva o el de la remolacha, lo importante es cumplir con ese sueño y luchar por la paz del mundo (además de presentar alguna sección de farándula) desde esa posición privilegiada.

Caballos de paso, fiesta taurina, grandes orquestas, la siempre reconocida alta sociedad del país observando al pueblo hambriento y desesperado desde sus palcos. Un cuadro que ni Goya habría podido retratar con tanta crudeza. Miles de millones invertidos en el opio de cada región.

El problema viene cuando todo este circo crónico y enfermizo termina, los pueblos vuelven a su rutina, el país sigue su involución, el desempleo aumenta, las carreteras colapsan, el narcotráfico sigue su expansión, el invierno regresa y no se han tomado las medidas de prevención.

Pero tranquilos, por esta misma fecha el siguiente año hay algo seguro, tendremos fiestas, carnavales y reinados.

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