jueves, 12 de enero de 2012

Racismo, regionalismo, clasismo y otros males

Todos estos males que aquejan a la humanidad no son ajenos a nuestro querido “país de la alegría”, a diario nos encontramos con todo tipo de noticias, declaraciones, vídeos y hechos que nos muestran como dignos representantes de nuestra madre patria y los emisarios que nos descubrieron, colonizaron y exprimieron (exprimen).

Quiero citar algunos casos que en mi opinión merecen ser mencionados. El primero es el de aquella desafortunada fotografía de la revista Hola en la que se retrata al Beverly Hills caleño. Además de lo triste que es querer equipararnos con los ricos norteamericanos y sus excentricidades, se equivocaron de ubicación geográfica, la foto no retrata algo similar a Beverly Hills, habría sido más apropiado algo como, el Minnesota Caleño o los Rednecks del Valle.

Sin duda la imagen de las empleadas de servicio negras vistiendo esos clásicos uniformes es más acorde con la zona de Louisiana o algún pueblo del sur de los Estados Unidos. Una bandera confederada no habría estado de más en la decoración tan meticulosamente concebida.

Esta muestra explicita de clasismo y racismo generó todo tipo de debates y controversias en las que el regionalismo entró en juego. Editoriales de los diarios locales defendieron a su prestigiosa familia alegando que si hubiera sido bogotana, no se habría generado ningún escándalo (hay que ser muy obtuso para llevar este tema a esos niveles, en Bogotá las empleadas no habrían pasado de 15 o 16 años).

Tocando otro tema, Bogotá no podía quedarse atrás y sus más distinguidos representantes salieron con su ego inatajable a desfogar toda su ira contra el alcalde electo de Bogotá. Petro, sin haberse posesionado ya era lo peor para la capital del país. Las reacciones desmesuradas en las redes sociales son muestras claras del repudio hacía alguien que no representa la gran estirpe bogotana, esa que toma decisiones desde el Nogal, juega Polo (deporte nacional por excelencia) o práctica equitación (materia obligada en los colegios del país).

Petro, como ningún otro alcalde en la historia de Bogotá tendrá que enfrentar una oposición sin argumentos, llena de desprecio, rabia y clasismo. Para nuestra elite Petro representa la falta de clase, el ordinario, el hombre sin mundo, alejado de las boutiques, de las secciones de farándula, el ex guerrillero que no merece perdón (si fuera ex paramilitar no sería grave).

Finalmente, hablando de otros males, llegamos al tema de los implantes PIP, 15 mil mujeres colombianas cuya auto estima fue recuperada gracias a estás prótesis, vieron cómo los fantasmas del pasado llegaban en manada a sus puertas, la idea de no sólo perder la firmeza extrema de sus tetas (aunque se vean sin vida y parezcan un maniquí) sino de llegar a afrontar algo más serio o tener que invertir bastante dinero para su nueva reconstrucción se ha convertido en un verdadero drama.

Los medios de comunicación no dan abasto para retratar los testimonios de estas mujeres, víctimas de su afán por corregir el trabajo que el creador (al que son tan devotas) dejó a medias o no realizó con el esmero necesario. Seguramente la mayoría recurrirán a la generosidad de sus parejas para que esto, no pase de ser un cambio de prótesis como quien cambia su computador o su vehículo.

Seguramente las más débiles tendrán que sumar a su cambio de implantes unas cuantas sesiones de terapia con expertos en auto estima lo cual en el fondo es bueno para un país que necesita generar empleo.

Como podemos ver, nuestro mundo y nosotros mismos siempre daremos tema para debatir, discutir y argumentar sin necesidad de violencia ni abusos de autoridad. Lo mejor que podemos hacer es mantener presente que somos de aquí y no de allá, que nacimos en Colombia y que tenemos lo que nos merecemos, ni más ni menos.

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